domingo, 29 de abril de 2012

Un poco de historia sobre la más bella leyenda Según las tradiciones de origen Maya, la Diosa Chak Chel (arco iris grande) o Ix Chel (mujer arco iris), que de las dos formas se puede encontrar su nombre según los glifos pre-hispánicos, es una de las figuras más importantes de este Panteón Mitico-Historico hispanoamericano.


La Diosa Ixchel, fue y aun es, venerada como la diosa de la Luna por el carácter femenino de ésta. Su representación de la fertilidad está muy estrechamente ligada con la tierra, ya que son los ciclos de la luna los que rigen los tiempos de siembra y cosecha. Esta figura, es la encargada de trasmitir y conservar para los humanos, los conocimientos de una vida en abundancia, amor y paz. Por ello, es la deidad a la que se le ruega por la protección y bendición de labores como son los trabajos textiles, todo lo relacionado con las plantas curativas y la medicina, el hogar y la familia. Ella simboliza el amor, es la dadora de vida, madre y protectora de la gestación y como comentábamos anteriormente, es la presencia de la luna, astro muy significativo en la vida del maya. También se le asocia con la lluvia y por consecuencia (y como su nombre lo dice), es la Diosa del Arcoíris.


La mitología nos habla de los valores familiares que están muy bien protegidos por esta diosa que en su unión con el Dios Itsabna, crea una familia divina, pariendo a varios de los Dioses que conforman al Panteón Maya. Por ejemplo, a Yum Kaax, Dios del Maíz, Ek Chuah y otros tantos dioses de las estrellas y a sus hijas que fueron las diosas de las aguas, de la noche y del paraíso. Pero no todo es bondad en ella, pues si se siente ofendida, también utiliza el poder que tiene, para castigar a los hombres por medio del agua, pues es quien hace descender la lluvia que arrasa y mata. Ese es su aspecto más temido. 


Esta diosa es también una concepción en triada, otorgándole diferentes edades y atributos que las caracterizan. Su imagen es un tema muy variado y controversial, pues al tener tan diferentes “responsabilidades” dentro de sus valores místicos, puede que se le vea acicalada y acompañada de muy disimiles formas. Una de estas advocaciones, la cual está considerada maléfica, es la que más comúnmente se encuentra representada en los códices. Ahí, la vemos como una mujer algo mayor que, puesta a castigar, vacía los odres de la cólera sobre el mundo. Otra muy común es como una anciana, tejiendo en un telar de cintura. Para esta Ix Chel anciana, el tocado en su cabeza es una serpiente, símbolo indiscutible de sabiduría profunda y en la falda, huesos que forman figuras. 


Le vemos cuatro manifestaciones unidas en cuatro colores diferentes (rojo, blanco, negro y amarillo), que son asociados con los cuatro rumbos del universo o Puntos Cardinales. Estos colores van sobre su piel. Su glifo es el correspondiente al día “caban”, el cual encontramos dentro del calendario maya. Es a la Ix Chel joven y bella, a la que, en algunas ocasiones, se le representa acompañada de un conejo, dato muy curioso, ya que en la Isla, que es su casa, no existen estos animales. 


En la mayoría de las veces, los colores de su ropa, son relacionados con los de la naturaleza, por eso es común verla representada con tonos que abarcan desde el verde jade hasta el rojo coral, muy del lugar donde se dice est́á el original santuario (nos referimos al sitio de adoración pre-colombino y que aun sigue siendo centro de peregrinación mundial, la Isla Cuzamil o Isla de las Golondrinas, también conocida como Isla de Cozumel) y es uno de los templos más importantes del estado de Quintana Roo o provincia de Ecab para la adoración de esta Diosa.


Históricamente desde el puerto de Pole (hoy conocido como Xcaret), partían las canoas de peregrinos hacia el templo en Cuzamil para solicitar al oráculo de esta diosa, las benevolencias y resultados de su adoración y ofrendas; es en estas peregrinaciones, donde encontramos el origen de las regatas actuales a la Isla desde el Continente. De esta Diosa maravillosa también se dice que tomaba bajo su protección a los peregrinos que visitaran su isla sagrada, no importa de que nacionalidad fuera.