jueves, 17 de marzo de 2011

OFENSAS Y RESENTIMIENTOS...

Muchas personas crean una especie de hipersensibilidad a las expresiones y actitudes de otras, generando una situación de víctima y victimario, arguyendo que han sido ofendidos los primeros, defendiéndose de tal cosa los segundos…  y creándose un mal ambiente general.   Mal ambiente que puede llegar a repercutir en el trabajo, el hogar, los negocios, estudios, proyectos y relaciones de cualquier tipo, solo porque alguien dijo algo que “ofendió” y porque del otro lado no se hizo nada con esa intención…
Es evidente que para muy pocas personas está claro que una ofensa como tal, no se genera por lo que alguien haya dicho o hecho, si no por lo que la otra persona tenia de expectativas en ese individuo.
Para decirlo más claro, las expectativas que uno crea en la mente, sobre lo que alguien debe decir o hacer en relación con nosotros y no se realiza de la manera que hemos proyectado, crea en el que se siente defraudado, un malestar que en la mayoría de las veces no tiene motivo de ser porque no existe en la realidad, solo fue producto de esas famosas “expectativas” que creamos y que no quedaron satisfechas, de ahí la ofensa y los resentimientos…
Esperaba de sus padres una forma de trato o comprensión determinada, de la pareja alguna reacción especifica, hasta de Dios se crean expectativas que al final no llegan…  y que sucede entonces?  Se sienten ofendidos, defraudados…
No se percatan que han creado el habito de sentirse dolidos, victimas, cuando en realidad nada de esto es real, la auto conmiseración sale a la palestra por una sencilla razón,  todos estos sentimientos no son otra cosa que nuestro propio reflejo, pero obviamente, es mucho más fácil endilgárselo a los demás.
El mejor remedio es analizarnos y aceptar  que nos hemos entregado al caos del disgusto, la ofensa y la desconfianza, solo porque somos nosotros los que muy probablemente seamos capaces de criticar, ofender o fallarle a alguien.
Una vez comprendido, comprobamos que todos los malestares desaparecen, porque hemos logrado analizar y conocernos mejor, viéndonos aunque sea un poco, bajo el prisma de la otra persona, desde su posición y permitiéndonos llegar a aspectos de nuestra personalidad que quizás no sean los más bonitos u objetivos pero si reales. Conocerse a uno mismo, es imprescindible para ser objetivos y cuando vemos o comprobamos que si estamos dolidos, es porque idealizamos y esperamos mas de los demás, podemos llegar a sanar de esas “ofensas” y resquemores que además, solo le hacen daño a quienes los sienten, porque las otras personas, en muchos de los casos, están completamente ajenas a los que sucede o se les inculpa.
Así mismo debemos exigirnos la capacidad de olvido y perdón, pero para lograrlo con los demás, comencemos con nosotros, es de la única forma que dará resultados.  Querernos, respetarnos y perdonarnos como individuos, nos dará la libertad y la facilidad de hacerlo con los demás, de igual manera.   Debemos amarnos, solo así podremos repartir amor.  Creer en nosotros para que  nos sea fácil creer en la humanidad, saber compartir los conocimientos que poseemos ya que nadie nos los puede robar ni desgastar, dar sin esperar nada a cambio y sobre todo, saber  reconocer nuestros límites, sin que ello nos minimicen y  encontrar cuán  grande somos sin obstruirlo con nuestra soberbia.
Y como siempre, ustedes tienen la última palabra…

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